Síntesis artística y conceptual
En el proceso artístico se aborda la confección de objetos sin ataduras, experimentando e investigando en lo formal y conceptual, en otras disciplinas y otras tecnologías, en diferentes materiales y lenguajes plásticos. Cada proyecto se fundamenta en dar continuidad a una búsqueda personal que explora las emociones y sus manifestaciones en la piel. Huellas en el cuerpo femenino visibles a partir de las diferentes texturas que ofrecen las materialidades. En la serie “Sombras” (2004, Teatro Real) fueron exhibidas pinturas con representaciones de fragmentos de la figura femenina - torsos - que, insinuados o acentuados en las obras, exploran zonas sensibles, dejando de lado la razón. En “Silencios en movimiento” (2006, Universidad Blas Pascal) las composiciones marcan el tono de pinturas de fuerte connotación matérica. En ese mismo año, “Piel amenazada” (2006, Consejo Provincial de la Mujer) afecta y recorta aún más el torso. La obra se vuelve objeto para identificar la figura de la mujer con un opresivo corsé al tiempo que la dura coraza se abre a un vuelo sensible en “Piel emocionada” (2007, celdas Cabildo Histórico). En ambas exhibiciones, la piel funciona como contenedora de sensaciones desplegadas en una diversidad de materiales no convencionales que sitúan a las obras en formato de instalación. “Gritopielvacíoplenitud” (2008, Paseo del Buen Pastor) reúne un conjunto de esculturas en proceso de metamorfosis expuestas en el espacio urbano. La exploración de la fragilidad envuelta en un enjambre de hierros, un recurso y representación presente en otras obras. Lo tierno sobrevive en el interior de una dureza, de una coraza, aprisiona, captura algo que se desvanece, se escapa y que se vuelve indefinible. La piel es un puente entre el exterior y el interior de sus obras, pero esa piel, parece absorbida, escamoteada, hasta transparentar el vacío. (Molas, 2008).

Graciela Ramonda

Como una obsesión, el cuerpo aparece en un constante proceso de experimentación en materiales y en lenguajes diferentes. “Promesa de amor” (2009, Río Cuarto) adopta la forma de instalación, para la puesta en escena de un vestido-cuerpo de novia, tejido con flejes de acero que se entraman para formar una tela y dar cuerpo al vestido. Un corazón se desangra en su interior, hilos de sangre invaden el espacio. Acompañado de una decena de pequeños corazones amuletos-fetiche (plumas, tela, espinas, trozos de metal) que ejercen un rito de vinculación, por el cual se atan a un espíritu. “Omphalos” (2013, Centro Cultural Buen Pastor) reúne pequeñas esculturas de metal en las que el nido es un lugar que refugia y organiza al individuo. Evoca la intimidad de la niñez, los afectos, el vínculo con la madre, los recuerdos o los deseos anidados. El nido como vientre, como materia que envuelve y a veces penetra, cálido, protector o devorador y asfixiante. En “Dice que tiene miedo de la muerte del amor” (2014, Hotel Azur), inspirada en un poema de Alejandra Pizarnik, retoma la iconografía del corazón en una serie de esculturas, de corsés, de dibujos y de cajas. Pequeños corazones de metal, de papel y de lana envueltos en poesías, siguen el proceso de trabajo anclado en las emociones placer-dolor, su resonancia en el cuerpo. La instalación “Ya no te amo, mi amor” (2015, Paseo del Buen Pastor) presenta un vestido-cuerpo de novia blanco rodeado de corazones, que los arrastra como si no pudiera desprenderse de ellos. Atrapados en la cauda como recuerdos: son amores inconclusos, olvidados, muertos, pasajeros, que duelen, des amores...desencantos…. Recupera recursos simbólicos y expresivos para abordar un elemento ritualizado de la mujer enamorada y de representación del deseo de amor eterno.